las personas de la tercera edad, son personas que se han retirado de su trabajo, es decir se han jubilado. El Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado y el Instituto Mexicano del Seguro Social, son los encargados de beneficiar a un importante porcentaje de jubilados. Hoy en día el derecho a la protección social para los adultos mayores se encuentra garantizado, pero sólo para aquellos que durante varios años de su vida laboral efectuaron aportaciones a las instituciones de seguridad social, dando con ello lugar a la integración de un seguro de ahorro para el retiro. En cambio, para quienes nunca realizaron aportaciones, como aquellas personas que trabajaron gran parte de su vida por cuenta propia, dicho beneficio simplemente no está garantizado.
Es obvio que el número de ancianos se esta incrementando en la Ciudad de México y en el país, sin embargo, en nuestra sociedad existe la ausencia de una actitud sensible y racional frente al envejecimiento, ya que al adulto mayor se le percibe como una carga, tanto para la familia como para el resto de la sociedad que convive con él, debido a las múltiples enfermedades y a la falta de ingresos por el retiro del trabajo, lo que provoca que se le ubique como improductivo, asociándolo con la declinación, inactividad e incapacidad, provocando situaciones de maltrato físico, psicológico e incluso orillándolo a la muerte en lugar de de valorar y rescatar sus experiencias vivénciales